sábado, 25 de junio de 2016

Esperando El Juicio Final

Todos hemos deseado en algún momento de nuestras vidas, ser jueces de los demás. Es muy fácil emitir juicios y opiniones, decir que estuvo bien o mal, aún creyendo que pueden ser simples e inocentes nuestras conclusiones. Entre tanto, nos cuesta pensar que podamos ser juzgados por una entidad superior al final de nuestras vidas, incluso por las cosas que creemos secretas y que nadie más puede saber. En la Biblia podemos leer: La resurrección de todos los muertos, “de los justos y de los pecadores”, precederá al Juicio Final. Los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación (Juan 5, 28-29). Sin embargo, en nuestra vida diaria vamos cometiendo errores, vamos juzgando y siendo juzgados sin detenernos a pensar en el final de la vida y mucho menos en el juicio final.


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Recuerdo muchos episodios en los que creyendo tener el derecho, o al menos "no hacerle daño a nadie" he emitido juicios en privado o en colectivo, a desconocidos y conocidos, a familiares y amigos, pero sobre todo a mi misma. Y muchas veces no me equivoco, en realidad más veces de las que quisiera. Tengo un hermano que me llama "Sabrina" por una serie infantil de Disney llamada "Sabrina La Bruja Adolescente" por mucho tiempo fue gracioso, incluso me alegraba saber que muchas veces tenia la razón luego de un tiempo, porque en ocasiones podía desarmar a una persona al poco de conocerla y parecer un poco chiflada por mis opiniones crudas, resultando al cabo de un tiempo acertada mi descripción. También me he equivocado muchísimas veces, de no ser así, no habría sido victima de violencia familiar, quizás habría anticipado, que detrás de un gran físico y coqueta personalidad, se ocultaba muy sutilmente un celópata, asocial y violento personaje. Igualmente habría evitado la traición en unas cuantas "amigas", pero no soy vidente, médium o como se le llame, dependemos de nuestro criterio para elegir a las personas que queremos a nuestro alrededor, y en gran medida maduramos y armamos nuestras historias personales gracias a todo lo que por elección, casualidad, destino o influencia divina nos rodea. Sin duda alguna me he evitado unos cuantos problemas por emitir un juicio acertado a tiempo, pero soy consciente de que muchas veces me equivoco y cualquier juicio emitido conlleva un sin fin de consecuencias.

Actualmente atravieso una ruptura emocional con mi familia materna por juicios que van y vienen. El ambiente se hace tenso, hay reacciones inesperadas y muchas conversaciones pendientes. Analizando este tema podría decir que es imposible no emitir un juicio incluso hacia tus seres más queridos, de hecho los juicios son constantes, dado los patrones de comportamientos y educación recibida en la familia, personalmente creo que pasa en todas, porque hay una necesidad de expresar lo que creemos bien hecho o mal hecho, y es parte importante de la formación pues nuestros padres o tutores evalúan constantemente nuestras acciones a fin de corregir y moldear para bien nuestra personalidad. Pasa en todos los niveles y con todos los integrantes de la familia pero hay un punto en donde ya se hace incomodo o doloroso inclusive recibir la calificación de un hermano, padre, tío, prima etc. ya que se supone se ha madurado y se tiene personalidad definida, vida propia e independiente. En este punto solo los sentimientos y lazos sanguíneos pueden ejercer presión para limar al paso del tiempo las asperezas. De ocurrir algo así con un amigo el cual esta en nuestra vida por elección, es más fácil apartarlo si me hace mal, y mantenerlo si me hace bien.

Lo cierto de todo esto es que cuando se trata de ser el receptor del juicio, duele mucho, y más dependiendo de donde viene y mucho más si en realidad no son justos y acertados. "De todo hay en la viña del señor" dicen por allí, por ello las probabilidades son infinitas, esta el ser y el parecer, la exactitud y la proximidad, y definitivamente estamos propensos a estar en cualquier lado de la moneda. Por lo general no soy una persona que agrade a los demás solo con verme, más bien al tiempo de tratarme y luego de conversaciones es que empiezo a ganarme el aprecio de otras personas. Sin duda alguna tengo grandes amigos, puedo contarlos con solo una mano, pero son súper valiosos, pues pienso que no importa la cantidad sino la calidad, y llegar al punto de plena confianza y juicio sano no es fácil de conseguir, pero al tenerlo finalmente se convierte en un gran tesoro. La familia en cambio son personas que se aman sin elegir amarse, pues solo Dios sabe como se hizo esa distribución de ángeles antes de tomar forma aquí en la tierra.

Nuestra generación valora la libertad de expresión como ninguna otra y a la vez somos victimas y victimarios de la libertad de nuestras opiniones; esto forma parte de la vida y nuestro crecimiento, lo más sensato seria adaptarnos al juicio constante y controlar la formas y los espacios de emitir los nuestros. En el entretiempo tomé la decisión de actuar lo mejor posible, pensar un poco antes de opinar, recibir con sensatez y objetividad las criticas, aprender de todas las situaciones y seguir esperando mi Juicio Final.


E.B.

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